- Mezclá en un recipiente pequeño partes iguales de harina y sal.
- Añadí gotas de vinagre blanco hasta formar una pasta suave.
- Aplicá la pasta sobre el bronce: podés hacerlo con un paño suave o con una esponja. Si lo hacés con las manos, usá guantes de goma para proteger la piel.
- Luego de haber probado el producto en una pequeña superficie, frotá con un paño seco y suave toda la superficie con movimientos circulares. Vas a notar que la pátina comienza a salirse. De lo contrario, continuá frotando vigorosamente hasta que el bronce recupere su color y brillo.
- Dejá reposar la pasta en el bronce de unos 20 a 25 minutos.
- Enjuagá el bronce con agua tibia y secá de inmediato con una toalla suave.
- Si la pátina persiste, repetí el procedimiento.